Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Juventud. Una fecha significativa pero que lamentablemente pasó desapercibida por la vorágine de noticias que envuelven al país.
En cierta manera, lo pasajero de esa fecha es un reflejo de la falta de atención que se tiene, en términos generales, sobre las y los jóvenes. Situación que ya está reflejando sus consecuencias, pues de acuerdo con varios estudios realizados por universidades y centros de investigación, incluso internacionales, existe un distanciamiento significativo entre la política y la juventud.
Por mencionar un ejemplo, en mayo de este año se publicó un estudio realizado por parte de Expansión Política y el Centro de Estudios de Opinión de la Universidad del Valle de México, titulado “La voz de los jóvenes en el contexto electoral”, en donde se puntualizó que 7 de cada 10 jóvenes, entre 18 a 29 años de edad, desconfía de la política. El 68.3% de la juventud se siente desanimada, el 65.2% se dice molesta por el actuar de las y los políticos y el 63.6% dijo sentirse excluido de la política.
Tal distanciamiento está dando sus primeros frutos, pues es cada vez más común ver que las y los jóvenes no se involucran con las decisiones políticas que impactan en su entorno. Ya ni hablemos de pertenecer a una organización o partido político. La separación es tal, que muchos consideran que su opinión y actuar es irrelevante, que no hará ninguna diferencia. En cierta medida, consideran que el “sistema” responde a intereses que van más allá de su bienestar y que ellos no representan ningún factor de cambio.
Lamentable error, pues algo que nos ha enseñado la historia, especialmente la moderna de nuestro país, es que las y los jóvenes son un factor decisivo para cambiar cualquier régimen político. Si no, recordemos el impacto que tuvo y ha tenido el movimiento estudiantil de 1968, donde miles de jóvenes salieron a las calles a reclamar por un gobierno más abierto, democrático y plural. Jóvenes que seguimos recordando con tristeza, pero también con mucha admiración y respeto.
Entendamos el contexto en que hoy se desenvuelven las juventudes. Un mundo movido en gran medida por el internet, las redes sociales y las tendencias representa una gran oportunidad pero también, un gran reto. Todo avanza a pasos agigantados, todo es cambiante y hay poca paciencia a lo complejo o perpetuo.
El mundo es desafiante, y vive momentos cruciales, como el calentamiento global, la crisis económica, la explosión demográfica, el surgimiento de la inteligencia artificial o la generación de conciencia universal.
Hoy, las y los jóvenes se sienten distanciados y excluidos del entorno político, en gran medida, por la falta de identidad.
Por eso, quienes formamos parte de alguna organización o estamos inmersos en el contexto político, debemos acercarnos más a las juventudes, comprender sus inquietudes y hacer patentes sus demandas. No es fácil. La brecha generacional es un factor importante, pero no por ello un obstáculo insuperable.
Es imperativo conectar con las juventudes, buscar nuevas formas de vincularse con ellas y, sobre todo, hacerlas partícipes de las decisiones que se toman en su entorno, pues en todo caso, son las y los jóvenes quienes están comenzando a tomar las riendas de nuestro país. No podemos ni debemos abandonarlos. Es crucial acercarlos al entorno público y crear conciencia sobre la importancia de su participación.
Sólo de esa manera podremos forjar un futuro prometedor, basado en la liberad, la pluralidad y una democracia más participativa.
Abigail Arredondo Ramos
Presidenta del CDE del PRI Querétaro
Publicada en El Universal Querétaro.